jueves, 27 de agosto de 2009

Q.E.P.D.

Alguna vez leí, no recuerdo donde, la historia de un hombre que abría el periódico y leía su obituario (¿o era su esquela?). Me pareció una historia en extremo tétrica. Estar y no estar más. Ser testigo de su propia no-existencia. Qué sensación tan inverosímil y tan cierta.

6 comentarios:

Paloma Zubieta López dijo...

¡Qué tétrico, José! De pronto me pareció como una historia de fantasmas de carne y hueso. ¡Sacúdete y vámonos a arreglar el mundo! ;o) Muchos besos de acá.

Mara Jiménez dijo...

Josesito... y porqué te atribula el ocio semejante pensamiento??? No estarás trabajando demasiado??? Un beso.

José Hamra Sassón dijo...

Queridas ñeras blogueras, saludos desde el más acá. :)

Mara Jiménez dijo...

¿Vió que regonito cuando da señales de vida después del comment del corazón de una? Un besote José.

José Hamra Sassón dijo...

Sip Mara, es cierto. Son las pulsasiones, prueba de que uno no es el de la esquela. Un beso de vuelta. :)

Uma dijo...

Pues pasaba po aquí y como yo soy una fans de las esquelas y los cementerios, me hace gracia tu entrada, ver tu propia esquela y estar vivo, eso es estupendo, vamos lo estupendo es poder leerlo no?, lo malo es cuando no puede leerlo.