viernes, 19 de junio de 2009

EXISTENCIA ETÉREA

EXISTENCIA ETÉREA

Se quedó con su soledad sobre la cama, tal y como lo estuvo en los últimos años desde que el huracán entró por la ventana. Desde entonces, contempla como ha ido desapareciendo su vida gajo por gajo. Desvaneciéndose ante sus ojos. No como una fotografía que el tiempo deslava para convertirla en una ráfaga de luz primigenia. Se esfumó lenta y traslúcidamente. Fantasmalmente. Primero fue su ropa, y de ese montón de trapos, empezó con la vieja chamarra que le acompañaba cuando salía a oler cada mañana. Desvanecieron después trastos y muebles. Sus libros, inservibles, fueron consumidos por esa marea polillezca que no dejó ni siquiera un índice íntegro para ser re-escrito. Pasó el huracán y lo evaporó todo, rítmica y dolorosamente, como pasa la vida. De su familia quedó una sonrisa ingenua dibujada en el aire. Pero esa sonrisa huyó para alcanzar al huracán que entró por la ventana. Sólo queda quieta su persona sobre la cama. Ruega desde ahí el regreso del huracán para escapar de ese arnés que le mantiene inmóvil, con un cuerpo carcomido por dentro que se consume asimismo. Desalmado. Invadido por penas y lamentos. Allanado por esa nostalgia desterrada. Nostalgia que hizo de su vida esta existencia etérea.

2 comentarios:

Paloma Zubieta López dijo...

Queridísimo José: a veces en la vida, se requieren de huracanes para mover montañas. La naturaleza es sabia, y con el paso del tiempo, todo vuelve a brotar. Hay que adaptarse a los cambios y saber que en esa sonrisa, se encierran estos y los otros mundos. Un abrazotote con muchos besos.

Mara Jiménez dijo...

Si la sonrisa escapó, quizás valiera la pena montarse en la cresta del viento para perseguirla. Vale la pena revolver para encontrar. Las cosas no siempre se mueven solas, por lo genreal nos movemos nosotros y nos caen encima, pareciera que nos aplastan, pero al final, protegiendo el corazón (que no la cabeza), los golpes no ponen en peligro la vida... BEsos, hartos, sinceros, y llenos de admiración.