jueves, 27 de agosto de 2009

Q.E.P.D.

Alguna vez leí, no recuerdo donde, la historia de un hombre que abría el periódico y leía su obituario (¿o era su esquela?). Me pareció una historia en extremo tétrica. Estar y no estar más. Ser testigo de su propia no-existencia. Qué sensación tan inverosímil y tan cierta.